La estatización de Bitcoin traerá un nuevo sistema monetario internacional
La naturaleza del Estado es coercitiva y controladora. La naturaleza de Bitcoin es pacífica y liberadora. Por ello genera tanta suspicacia y desconcierto que políticos del mundo utilicen a Bitcoin como bandera de campaña. Uno no puede existir sin atenuar las posibilidades del otro. Es inevitable que de esta mezcla surja algo inédito.
El Salvador ya nos ha dado un ejemplo de qué puede pasar cuando un Estado decide adoptar Bitcoin: una Tesorería creciente y transparente, que cualquiera puede auditar; mayor independencia ante organismos interventores como el FMI; una población que comienza a educarse en la naturaleza del dinero; incremento de la inversión extranjera y del turismo proveniente de uno de los grupos socioeconómicos con mayor crecimiento en la última década. Pero al mismo tiempo rechazo y presión de otros grupos políticos internacionales al sentirse amenazados por el cambio de paradigma económico.
A pesar de ser El Salvador un país pequeño, sin duda abrió la compuerta para lo que estamos observando en la actualidad y desde hace unos años: la fase de adopción por parte del Estado y de políticos. A partir de la aprobación de la Ley Bitcoin en septiembre de 2021, legisladores, alcaldes, gobernadores, presidentes, y demás representantes del Estado ganaron la confianza para dar un paso adelante y promover la adopción de Bitcoin a los niveles de influencia que manejan.
Gracias a que El Salvador se aventuró a experimentar algo inédito y mostrar al mundo su caso de éxito, Bitcoin ha ganado mayor legitimidad como instrumento financiero y su adopción se ha expandido al punto que hoy el mayor gestor de inversores del mundo, BlackRock, se convirtió en menos de un año en uno de los líderes de la industria.
Pero el caso de El Salvador es atípico por un factor fundamental: haber abandonado su moneda nacional. Al ser un país dolarizado, la política monetaria de El Salvador está tercerizada en Estados Unidos. Esta falta de soberanía monetaria es clave, pues el Estado ya había cedido el control sobre este instrumento que permite gestionar la vida económica de los ciudadanos a un país extranjero, por lo que dar curso legal a Bitcoin más bien puede verse como una ganancia en términos de independencia.
Para el resto de los países con moneda nacional, ceder el control sobre la política monetaria no es decisión sencilla.
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