La guerra la financian los bancos y los gobiernos, no Bitcoin

 


Hace poco más de dos meses, casi 60 premios Nobel hicieron una petición para disminuir el gasto militar en todo el mundo. Al reducir solo 2%, se podría ahorrar USD 40.000 millones anuales, una cifra que podría contribuir a mitigar el hambre de 811 millones de personas en el mundo. El problema es que el financiamiento de la guerra es un negocio muy lucrativo para sectores de la sociedad que rara vez deben enfrentarse a las consecuencias de la destrucción.

Comencemos por cuestionar lo que ocurre con preguntas como: ¿cuál es el papel de bitcoin en la guerra entre Rusia y Ucrania que hoy describe el estatus de la salud política global? ¿Qué podemos reconocer en este conflicto que nos habla sobre la naturaleza del dinero y cómo se gasta en la guerra? ¿Y cómo las ambiciones de poder imprimen su huella en la forma en que usamos cualquier moneda, cualquiera sea su signo?

Evidentemente no hay una respuesta simple a ninguna de estas interrogantes. Pero lo cierto es que por algún lado hay que comenzar.

Perecería descabellado pensar que todo el gasto militar, que durante 2020 ascendió a casi USD 2 billones en todo el globo, necesite más fuentes de financiamiento. Y creer que precisamente sean las criptomonedas las que podrían generar un cambio, no sé qué tan preciso sea, dada la magnitud de esta inversión.

Por citar solo un par de ejemplos, Rusia invirtió en 2020 4,3% de su PIB o USD 61,7 mil millones en gastos militares. Esto es equivalente a 1.415.000 BTC. Si consideramos el gasto militar de Estados Unidos, esa cifra asciende a 17.859.100 BTC. Si sumamos, esto es prácticamente más que todo el BTC que alguna vez ha circulado desde que se creó Bitcoin. Increíble.

Evidentemente solo la cantidad de dinero que se invierte en gasto militar en todo el mundo es escandalosa y desconcertante. Las explicaciones historicistas, sociológicas y arquetipales abundan. Somos una especie que vive en una guerra constante consigo misma.

Nuestro primitivo cerebro pareciera estancado en un estado evolutivo donde la acumulación de cosas es lo más importante. Por eso, no se sorprendan si sienten una enorme alegría cuando ganan más dinero o compran ropa nueva. Nuestro cerebro nos recompensa cuando guardamos cosas. Imagínense lo que le pasa al cerebro cuando en la ecuación entra el poder, con todo el imaginario que se ha creado a su alrededor y la conciencia de que son otros límites los que hay que tomar en cuenta a medida que ese poder crece.

Fuente: https://www.criptonoticias.com/opinion/guerra-financian-bancos-gobiernos-no-bitcoin/

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