Reconstruir la economía construyendo
Si de algo sabemos en nuestra organización
es de industria y construcción, pues junto con la agricultura forman parte de
nuestro negociado y de nuestra razón de ser. Sabemos, por tanto, del poder y la
capacidad de estos sectores para estabilizar la economía, crear riqueza y
generar empleo. No es que tengamos la piedra filosofal para sacar adelante
nuestro país en el contexto de la grave crisis desatada por el Covid-19, pero
está a la vista de todos que el modelo productivo que llevamos arrastrando
durante tanto tiempo no funciona, y la prueba es que apenas ha podido aguantar
los primeros embates de la pandemia. Simplemente se debería imponer el sentido
común y adoptar la estrategia evidente, que no sería otra que evolucionar hacia
un modelo productivo que sitúe la industria en el centro de su eje. Con ello
nos garantizaríamos un crecimiento económico más estable, justo y con empleo de
calidad.
Ahora, con el pacto de reconstrucción del
país tenemos la oportunidad de enmendar los errores y aplicar lo aprendido. A
pesar de que, una vez más, nuestra clase política se ha venido enzarzando en
batallas dialécticas improductivas, más propiciadas por rancios intereses
partidistas que por el interés común, parece que en el horizonte se impone la
sensatez y se perfila una fumata blanca para sacar adelante la reconstrucción
con acuerdo.
No nos cabe duda de que nuestro país va a
salir adelante, pero para ello será imprescindible coordinar fuerzas desde la
coherencia y la solidaridad. Son necesarias políticas valientes vehiculadas a
través de este gran pacto de reconstrucción, que refuercen nuestros servicios
públicos, nuestra Sanidad y protejan el empleo y la competitividad de nuestra
economía. Un pacto dotado de un plan de inversiones para cambiar hacia un
modelo productivo industrial con políticas dirigidas a impulsar la
competitividad y el desarrollo en todos los territorios sin excepción. Pero
para darle consistencia al modelo productivo, hay que añadir un elemento más a
la ecuación: la construcción. Evidentemente, hemos de reconstruir el país
construyendo.
Es necesario recuperar de una vez por todas
el papel de la construcción como sector generador de riqueza, inversiones y
creador de empleo inmediato. El pacto de reconstrucción es la oportunidad para
adecuar y modernizar el tejido empresarial del sector para hacer frente a retos
como la transición ecológica o la digitalización. La construcción tiene mucho
que aportar al futuro económico de nuestro país y al desarrollo del nuevo
modelo productivo, pero para ello hemos de dotarnos de unos instrumentos tan
necesarios como una estrategia estatal de infraestructuras, unas políticas
sociales de vivienda o planes para la rehabilitación de viviendas y edificios.
Un modelo productivo con fuertes raíces industriales
ha de apuntalarse en las infraestructuras y la logística adecuadas para
conectar los territorios y proyectar nuestros productos hacia todo del país,
hacia Europa y al resto de la economía global. Solo así podremos fomentar la
competitividad, la productividad y las exportaciones de nuestra industria. Con
ello no solo se dotaría de una mayor estabilidad a las empresas y al empleo,
sino también se contribuiría a crear una mayor cohesión económica en nuestro
país, evitando y frenando la desertización industrial de los territorios.
Comentarios
Publicar un comentario